jueves, 16 de abril de 2009

5. El Quijote en América

De todos es conocida la fama universal de la que goza El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Cualquier persona mínimamente instruida guarda en su imaginario personal la figura de un hidalgo viejo y enjuto enloquecido por la lectura de libros de caballería que protagoniza las más osadas aventuras en pos de un ideal acompañado por su fiel escudero Sancho Panza. Ambos personajes protagonizan una historia que gozó de éxito y reconocimiento absoluto al poco tiempo de publicarse la primera parte de la obra; un éxito al que alude el propio Cervantes en la segunda parte de la misma. Se trata, por tanto, de una novela que fue capaz de traspasar fronteras tanto geográficas como idiomáticas. Como muestra baste decir que en 1896 se realizó en Tokio una versión de la obra en japonés, una lengua tan distante a la nuestra.

Por tanto, don Quijote y su escudero supieron cabalgar desde muy temprano para conquistar otros países y territorios. Dicha conquista llegó incluso al continente americano, puesto que en 1605 un librero de Alcalá de Henares - Juan Sarriá- envió sesenta y un bultos a su socio americano que contenían setenta y dos ejemplares de la obra que nos ocupa. Una vez surcaron el Atlántico, estos ejemplares fueron recogidos por Juan Sarriá hijo, quien recibió el encargo de llevar algunos de esos libros a las altas sierras del Perú. De modo que a finales de 1605 estos ejemplares desembarcaron en Portobelo, atravesaron el istmo de Panamá hasta llegar a Lima y desde allí, algunos, ascendieron por los Andes para acabar en el Cuzco. Una travesía arriesgada y peligrosa de la que don Quijote salió vencedor, tal y como relata Leonard Irving en Los libros del conquistador.

Si esta llegada tan temprana de la obra de Cervantes al Nuevo Mundo resulta gratamente sorprendente, igualmente impactante es el hecho de que sólo dos años después del nacimiento literario de don Quijote y Sancho, en 1607, estos personajes formaran parte de un texto literario genuinamente peruano. Nos referimos a la Relación de las fiestas que se celebraron en la corte de Pausa, un documento que fue conocido gracias a la labor del cervantista Francisco Rodríguez Marín. Dichas fiestas se organizaron con motivo de la llegada de un nuevo virrey al Perú, el marqués de Montesclaros, y suponían la celebración de una mascarada (diversión que consistía en representaciones alegóricas y recreaciones de temas históricos en las que cada participante interpretaba un papel). Concretamente, se organizó el juego de la sortija, en el que los caballeros montados a caballo debían pasar su lanza a través de un anillo. En este juego participaban numerosos caballeros con diferentes pseudónimos. Aquí radica la importancia de este texto puesto que uno de los participantes no era sino el Caballero de la Triste Figura acompañado por su escudero Sancho:

A esta ora asomó por la plaça el Cauallero de la Triste Figura don Quixotte de la Mancha (...) Benia cauallero en vn cauallo flaco muy pareçido a su rrozinante, (...) Aconpañabanle el Cura y el Barbero (...) y su leal escudero Sancho Panza, graçiossamente bestido, cauallero en su asno albardado y con sus alforjas bien proueydas y el yelmo de Manbrino (...) y presentandosse en la tela con estraña risa de los que miraban, dio su letra, que dezia: Soy el avdaz don Quixó-, / y maguer que desgraçiá-/ fuerte, brabo y arriscá-. Su escudero, que era vn hombre muy graçiosso, pidio licençia a los jueçes para que corriesse su amo y pusso por preçio vna dozena de çintas de gamussa, y por benir mal cauallo y azerlo adrede fueron las lanças que corrio malisimas, y le ganó el premio el dios Baco.

Como sucedía en la novela, Don Quijote fracasa en sus intentos puesto que es Baco quien gana el juego. Asimismo, Sancho aparece perfectamente caracterizado sin olvidar su tendencia a ensartar coplillas y refranes. Esto es, en Perú no sólo se había leído la obra en 1607 sino que se habían captado los rasgos esenciales de los protagonistas, quienes formaban parte de la cultura popular. El carácter novedoso que presentaban estos personajes en el país andino queda patente en que el caballero que interpretaba a don Quijote ganó el premio de la invención, puesto que provocó la risa al público presente. Así, los lectores allende los mares dieron la misma interpretación paródica que se daba a la obra en España; algo lógico puesto que no será hasta más adelante cuando los estudiosos comiencen a entrever otros significados mucho más profundos en las aventuras del hidalgo manchego. Este hecho no desmerece en absoluto la importancia de que en fecha tan temprana, 1607, los personajes de la novela cobraran vida propia al margen de su padre literario en las mascaradas de América. Más mérito tiene, si cabe, el hecho de que la primera aparición -el debut en textos literarios americanos- se produjera en esta remota región del Perú de difícil acceso.
He aquí una prueba más de la genialidad de unos personajes que pronto realizaron su particular colonización del continente americano, haciendo efectivo el deseo frustrado de Cervantes de ir a América y dejando una profunda huella en las letras americanas que queda patente hasta nuestros días. Una estela cervantina que nunca se apagará y en la que don Quijote seguirá cabalgando más allá del espacio y del tiempo.

9 comentarios:

Javier Angosto dijo...

Me ha encantado el artículo. Qué curiosa esta "primera salida" del "Quijote" por tierras americanas.

Cristina Vidal dijo...

Qué interesante!!

Píramo dijo...

No sé si fue exactamente como yo lo imagino, pero al leer tu artículo evoco la figura de un hombre a pie, sujetando a su mula por la brida, cargada ésta de los bultos con aquellas primeras y venerables ediciones del "Quijote", con un paso lento, cansado, sorteando la difícil orografía andina... y no sé, se me antoja que la travesía tiene algo de épico y hasta de religioso. Gracias por tu artículo. La estampa que evoca es muy hermosa (como tú).

Adrián Miralvés dijo...

Un texto fantástico e interesante. Es apasionante conocer como una novela puede cruzar mares y a pesar de ser otras culturas, agradar. También es increíble como puede ser traducida a tantos idiomas, incluyendo el japonés. Sin duda alguna, el Quijote es una obra completa. Gracias por este brillante artículo.


Adrián Miralvés Aljama (Alumno de Fernando)

Anónimo dijo...

Me ha parecido un artículo muy interesante. Es curioso descubrir la forma en la llegó esta obra a lugares que nadie habría previsto.

Tania Bujalance García (alumna de Píramo)

Esther (alumna de Fernando Parra) dijo...

Me ha gustado muchísimo, no sabía que este libro llegara tan lejos. Este texto me ha servido de mucho, es fantástico.

kevin dijo...

Asombroso descubrir que una obra de tanto calibre como el Quijote, estudiada hasta en los institutos latino-americanos, fue ramificada, una de sus versiones, o editada en América. El artículo lo he hallado muy interesante, algo extenso el cual he de resumir para el examen ^.^ pero en mayoría se comprende, se destaca una información bien rebuscada, completa y bien expresada, por mi parte un artículo a resaltar, y no para elogiar, si no a dar a conocer.

Cordial saludo Kv.Al.

Sheila Quevedo Cano dijo...

gracias por poner este artículo a nuestra disposición, porque si tuviéramos que haber cojido mas apuntes yo creo que me da algo... es broma
es increible que un libro español haya llegado hasta tan lejos y tan pronto!

gracias por el artículo!

Sheila Quevedo Cano (alumna de Fernando)
PD: gracias por no hacerme recuperar el bloque de la edad media II!:)

Carlos Cercós Pérez (alumno de Píramo) dijo...

Una muestra más de la rapidez con la que se difundió esta gran obra de la literatura universal. Hoy en día, que vivimos en una era de globalización, nos puede parecer algo insignificante. Si tenemos en cuenta que eran los albores del siglo XV, es de elogiar la gesta que llevó a cabo nuestro caballero más genuino.
Felicidades a ambos por ser los artífices de este pequeño oasis tan personal e íntimo de sabiduría y ocurrencia en este desierto de ignorancia y homogeneidad que tan a menudo es el mundo en que vivimos.
Por último, agradecer a Tisbe el mostrarnos otro de los muchos logros del "buque insignia" de nuestra literatura.
Prometo visitar el blog con toda la asiduidad que mi tiempo libre y mi memoria me permitan.
Hasta la próxima.