domingo, 4 de noviembre de 2012

180. ‘Los muertos no van al cine’


Juan López-Carrillo, nacido en L'Ampolla, Tarragona
 
Dice Ramón García Mateos en su Baza de copas, que cada día está “más convencido de que el poeta Juan López-Carrillo es un ente de ficción”. Aunque concedamos esta convicción al amparo de las licencias literarias, lo cierto es que, leyendo Los muertos no van al cine, de Juan López-Carrillo, éste nos parece tan real como la vida misma, a veces, incluso, demasiado real, de una realidad que duele.  “Los muertos no van al cine” es un libro de poemas editado por Candaya en el año 2006. Durante 6 años ha estado durmiendo el sueño de los justos con algún feliz desvelo esporádico, pero ya resulta enojosa esa butaca vacía en la sala del cine de la vida literaria de estos muertos tan vivos. Que nadie se confunda. Yo no vengo ahora a descubrir aquí a López-Carrillo, quien se basta solo; no me arrogo tales potestades de gurú literario como hacen otros. Yo sólo soy un lector de Juan. Y a López-Carrillo se le conoce bien. De él llegó a decir el prestigioso editor Sergio Gaspar que la suya es la mejor poesía visual que se hace en España (léase su 69/Modelo para amar). Y otros han descrito ya sus méritos en diferentes medios de comunicación. Pero sí quiero aprovechar este repunte que su libro ha experimentado en los últimos tiempos (en la revista de la mexicana Universidad de Monterrey se recomendó recientemente su relectura junto a Lorca, Cortázar y Cervantes) para recordar a los adeptos de la novedad, que los libros, particularmente los libros de poesía, son siempre nuevos, y también para anotar su  sinuosa e impredecible vida, como la de estos muertos que ahora resucitan.

Aunque el tono de Los muertos no van al cine resulte jocoso, el lector que se adentre en sus versos no podrá evitar una media sonrisa de acíbar que no alcanzará nunca la carcajada. Porque el humor de López-Carrillo es sólo el anverso de la gran tragedia de la soledad. La cortina burlona y falsamente autocomplaciente de sus poemas, una  vez superado el reconocimiento de su inteligente y ácida comicidad, dejan de hacernos gracia cuando la miramos al trasluz. Escapando del victimismo barato que habría lacerado su amor propio, López-Carrillo encuentra en el humor el modo de decir lo que siente sin caer en el ripio ñoño que fácilmente tienta a quienes se someten a la fatalidad del desengaño amoroso y de la soledad, sentimientos cuya universalidad y larga tradición poética los hacen difícilmente individualizables y originales. El resultado de ese tamiz humorístico, deja en la superficie la sonrisa y el juego festivo, para filtrar, destilado y sincero, el verdadero pulso de su alma dolorida. Esta sinceridad que el resabio humorístico ha despojado del tópico, se acentúa por la hiriente cotidianeidad que los reviste. La poesía, que muchas veces ha debido recurrir a la abstracción y al artificio para legitimarse como tal, se ha distanciado de los hombres y de su inmediatez. Pero cuando el verso de López-Carrillo penetra por los intersticios de la más palpable realidad, la de los relojes despertadores, la de los teléfonos, la del colesterol, la de las cucarachas en el pasillo, la de todos esos objetos y experiencias rutinarias que parecen no poetizables, entonces el poema activa los resortes de nuestra realidad de una manera tan radical que sentimos las punzadas de la vida en cada lectura. Así, por ejemplo, en “Consuelo”, una llamada telefónica del banco para requerir el pago de un crédito olvidado, permite que una voz anónima salve al poeta “de la soledad y el abandono/por el precio/de unos intereses de demora”. Y esta imagen tan desoladora vale por todas las metáforas sobre la soledad que haya podido dar la “alta poesía”. Porque la alta poesía es sólo la que puede calar en el alma de los hombres. La otra es poesía muerta; y los muertos no van al cine.
 

14 comentarios:

Javier Angosto dijo...

A mí, Juan López-Carrillo, cuando he coincidido con él en saraos literarios, siempre me ha parecido un hombre bueno (en el sentido machadiano de la palabra), cordial y divertido. Y ahora, efectivamente, de la mano de Ramón García Mateos, se nos ha convertido en un personaje de ficción.

Juan López-Carrillo dijo...

Estando ya cerca la hora de la comida, me parece que hoy ya no voy a comer ni tampoco a cenar ni tampoco a cumplir con el débito matrimonial, en caso de que tuviera que cumplirlo si hubiera estado casado... Con la crítica a "Los muertos no van al cine", escrita por el profesor y crítico literario Fernando Parra y publicada en el Diari de Tarragona, en el día me doy por más que satisfecho de todos mis apetitos terrenales.

Tisbe dijo...

Se nota que has escrito esta reseña desde el cariño, sin que éste te nuble el entendimiento a la hora de diferenciar la buena poesía de otra más oportunista o de dudoso gusto. Enhorabuena.

José Ángel Mañas Carrillo dijo...

Sinceramente amigo Juan, creo que el periodista se queda corto en su crítica, tu libro es lo mas cabrón, sincero y real que he leído en mi vida... Como diría Pérez-reverte, jamás encontré un fulano como tu,,, enhorabuena

Pilar Gonzalvo dijo...

Que bonito, Juan. Un lujo de poeta, de crítica y crítico. Besos orgullosos.

Paquita Dipego dijo...

¡Me muero por leer este libro!

Píramo dijo...

JAVIER, coincidimos en las impresiones. Aunque, como digo al inicio del artículo, tras leer su poesía, el ente de ficción me resulta radicalmente real. Para bien de la poesía.

JUAN, celebro que te haya hecho tanta ilusión. Eso es lo más importante de todo.

TISBE, gracias. Y eso que el cariño nubla muchas veces el entendimiento. Celebro haber hallado el equilibrio necesario. Aunque ya sabes que opino que toda crítica es siempre un acto de amor.

JOSÉ ÁNGEL, totalmente de acuerdo con la cortedad del crítico. Pero qué quieres, hay que ser decoroso.

PILAR, gracias por la parte que me toca. Pero una buena crítica siempre es inspirada si detrás hay un gran libro.

PAQUITA, no te defraudará

Paquita Dipego dijo...

Lo sé Fernando.Juan López-Carrillo es genial Excelente artículo, al nivel que nos tienes acostumbrados. Un abrazo.

Juan Ramón dijo...

Don Fernando: Juanito no es un poeta oculto, ni siquiera escondido, aunque él normalmente juega en casa, siempre y cuando alguien no le haga una propuesta de viaje, pues entonces cogerá su cepillo de dientes y saldrá pitando. Te contaré una anécdota para demostrarte lo que digo. Una vez, y no es un cuento, fui a visitar a los de la librería Antonio Machado de Madrid como editor acompañado por mi distribuidora. Charlaba con la encargada de la sección de poesía, una chica preparada, inteligente, simpática, interesante, guapa… de esas a las que nuestro amigo les escribe sus poemas, y después de mucho blablá, le pregunté que ella a quién consideraba como valor interesante del mundo poético. Pues enseguida me mencionó a ese López-Carrillo, del que tenían un libro sobre la mesa. Y yo, que me he codeado con algunos de los más grandes (de la poesía, no de la copla), me puse a presumir de que lo conocía. El resultado fue que lo invitaron con mucho interés a que fuera a firmar en su caseta de la Feria del Retiro. También me consta fehacientemente que lo invitaron como a una estrella a participar en la Noche en Blanco de Madrid en una librería de Alcalá de Henares. Es algo que sé desde dentro porque la propietaria es amiga de mi cuñado. Por supuesto, que yo nada tuve que ver en que contaran con él. Méritos de la valía de su poesía. Que ha llegado lejos sin que él se promocione, como es lo usual en este nuestro mundo. La poeta mexicana Jeannette L. Clariond me llegó a decir que su poesía le recordaba a la de Anne Carson, otra de las grandes. En mi opinión la poesía de Juanito es la más interesante que se está haciendo en castellano por estos lares. Pero no se lo digas porque se aturulla.
JROU

Antonio Tello dijo...

Coincido con lo que dices en la reseña, Píramo Tisbe. La poesía de Juan López Carrillo tiene la inteligencia, la agudeza y la ironía capaces de reventar cualquier falso mito con la facilidad de una bomba de neutrones: «¿Cómo es que tengo / nostalgia de mi muerte / si aún estoy vivo?» [Ansiedad] o «La frontera de mi patria / es el borde de mi plato» [Nacionalismo]. Te dejo este vídeo que hice con un poema suyo.
http://youtu.be/3qMR8F6e2jI

Juan Ramón dijo...

Antonio, es que Juanito sí se codea con los grandes del cante. ¡Anda que no!
Gracias, Fernando, por tu humanidad.

Editorial Candaya dijo...

Ayer, en el Diari de Tarragona, excelente lectura sobre "Los muertos no van al cine" de Fernando Parra: el humor es el afilado estilete con el que Juan López Carrillo escribe esa "poesía de venas abiertas" de la que hablaba Lorca.

En la editorial Candaya, que queremos mucho a Juanito, estamos encantados con ese renacer de "Los muertos que no van al cine" que ya tuvo una muy buenaacogida crítica (y de lectores) cuando salió

biblioluces dijo...

Estimados compañeros:
Hemos leído alguno de los contenidos de su bitácora y nos han parecido muy interesantes, así que por mérito ganado nos tomamos la libertad de enlazar su página desde la nuestra.
Reciban desde Luces un cordial saludo.
BIBLIOLUCES
http://blog.educastur.es/biblioluces/

Píramo dijo...

PAQUITA, gracias.

JUAN RAMÓN, gracias por la jugosa anécdota. Sé que Juan no es un poeta desconocido. Lo de "dormir el sueño de los justos" que aparece en el artículo, ya sabe Juan a qué estrategia responde. Y por eso también traté de dejar claro que yo no descubro a Juan. Me habría causado un enorme rubor que alguien pensara que me atribuyo ese protagonismo. Como digo en el artículo, él solo y su poesía se bastan. Gracias una vez más, Juan Ramón.

ANTONIO, celebro que coincidamos. Los poemas que citas son, efectivamente, estupendos. Igual que tu vídeo.

CANDAYA, gracias por vuestro elogio al artículo. Pero el mérito es de Juan, que es quien lo inspira. Y gracias también por darnos a conocer mediante vuestra labor a poetas tan espléndidos como él. Un abrazo

BIBLIOLUCES, gracias por su consideración y bienvenido.